lunes, 26 de octubre de 2015

Perú versus Perú

Tras dos fechas de eliminatoria, muchos ya cuestionan la continuidad de
Ricardo Gareca. (Foto: libero,pe)
Han pasado casi dos semanas de la derrota peruana ante Chile en el Estadio Nacional por 4 a 3. Una derrota que nos hizo olvidar en 90 minutos la buena actuación de la selección en la Copa América, que nos devuelve las dudas, que nos hace discutir sobre quiénes deberían ser los titulares, quiénes los reemplazantes y hasta preguntarnos si debería continuar Gareca en la selección.

Nosotros, los generales después de la batalla, alabamos el juego peruano frente a una Colombia deslucida, cuyo juego contrastaba con el grato ambiente de Barranquilla, un juego opaco que logramos superar pero que no alcanzó. Sin embargo, el optimismo aparecía. El fútbol, siempre cruel con nosotros en los últimos años, nos envolvía con una nueva esperanza. Pero apareció el enemigo. Y es que muchos prefieren llamarlo así, cuesta decir que Perú jugaba contra el campeón de América, contra el mejor equipo de la historia de Chile y sin dudas, la mejor selección de Sudamérica en la actualidad. Mejor decirle el enemigo, el clásico rival. Inconsciente o tal vez conscientemente nos satisface nombrarlo así, nos pone a su nivel y eso nos hace sentir mejor.

Chile nos superó y no nos respetó. Se tomó un descanso tras el 4 a 2 y prefirió no golearnos. De eso nos encargamos nosotros mismos. El vendaval que esperábamos llegue como casi siempre a mitad de las eliminatorias apareció a minutos de terminado el partido. Preguntas ofensivas, rumores sobre la renuncia de Gareca, sus posibles reemplazantes, primeros planos al llanto de un niño saliendo del estadio. Periodistas que son fanáticos y fanáticos que intentan ser periodistas. La hojarasca de la que tanto habló Markarián aparecía cubriéndonos. Nos tocó perder de nuevo y la creatividad peruana nos lleva a idear nuevas formas de asumir la derrota. No importa. No aguantamos tantos días sin fútbol de eliminatoria, mientras llega la fecha de noviembre toca mirar el partido de Perú versus Perú.

El partido contra Paraguay será clave para Perú. (Foto: depor.pe)
El fútbol es ese rectángulo verde con dos arcos y una pelota. Allí se puede ganar, perder o empatar. Para Perú será difícil, forma parte de ese tridente de selecciones eliminadas de antemano junto con Bolivia y Venezuela. Pero no perdamos sin empezar a jugar. No somos favoritos pero la magia del deporte consiste en intentar ganar y cualquiera puede hacerlo. “Siempre el mejor de la cancha es el que no juega”. Frase pertinente que describe a la tribuna de calles, combis, almuerzos y previas a una fiesta. Debió jugar tal. Debió convocar a tal otro. Nunca debió convocar a ese jugador. Ahora, como en la era Chemo, pensamos en los peruanos que juegan en Suiza, Ucrania, Islas Feroe o San Marino. No importa, hay que convocarlos para ver qué pasa. Frase desafortunada que grafica los pocos argumentos de la prensa y el hincha.


Dos derrotas en noviembre sepultarían a la selección. Sería matemáticamente posible clasificar pero socialmente imposible. El ruido y la furia de los de afuera entrarían asolapados a la cancha, en la cabeza de cada uno de los jugadores, los que estaban y los que vienen. Tocará perder de nuevo y las piedras irán hacia los actores. La responsabilidad de los de afuera será dicha luego, casi al final, silenciosamente, entre murmullos. Toca apoyar sin perder la capacidad de análisis ni crítica, pero con menos protagonismo. Entendamos que los espectadores somos nosotros y que si la obra no nos gusta, nos toca criticarla sin pararnos al frente. Que no nos gane las ganas de ser parte del show.

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